En la tarde salimos con un primo boliviano perdido de mi mamá, que nos llevó a una reunión navideña en la embajada costarricense, donde comimos tamales y agua dulce. Luego fuimos a un desfile navideño - primero así que hacen en La Paz - con carrozas y demás, estilo el festival de la luz.
Fue muy interesante ver y tener más contacto con las costumbres y ferias navideñas del propio pueblo, pudiendo ver los puestos de comida, ropa, juegos y demás.
Ahora, ya estamos de vuelta en el apartamento, preparando una sopa de pollo (que toda gripe arregla, según Tía Erika) para mañana tener un día bien paceño.
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