mercoledì 23 dicembre 2015

Día 15 - Uyuni

Si alguna vez pensaron que en el salar de  Uyuni, lo único que uno hace es ver la parte desértica con sal y el reflejo cuando llueve y los hexágonos de sal y la parte lisa y ya, se equivocaron. Hay mucho, mucho, muchísimo más que eso en esta hermosa y enorme zona. Hoy, en total, recorrimos unos 200kms más, entre montañas, volcanes, nubes, rastros de meteoritos, arenas, lagos, pura magia andina. 


Salimos temprano para dirigirnos, entre montañas y desiertos enormes, hacia los lados chilenos, llegando bastante cerca a la frontera, para ver un salar pequeño, llamado Chihuana, que no es sal tan pura, sino que viene mezclada ya con un mineral que se utilizaba como detergente para lavar ropa, por ejemplo. 



Luego, nos fuimos a ver el volcán Orllagüe (activo, con fumarolas) desde un punto ventajoso, donde pudimos caminar un poco, deleitándonos del paisaje lleno de formaciones rocosas especiales - volcánicas en medio de un desierto ventoso. Además, conocimos una nueva planta, la yareta, que parece suave, pero al tocarla te das cuenta que es dura como una piedra y helada como el hielo, pero por debajo parece ser un tronco - una de esas maravillas que solo se encuentran en lugares maravillosos como un desierto. Ahí aprovechamos para usar el baño del inca - al natural. 





También visitamos la Pampa Silioli, que está justo al lado de la frontera chilena - incluso, uno de sus ríos fue desviado por los chilenos hacia el otro lado para poder alimentarse de sus aguas. 




Aquí el clima es súper intenso - el sol quema, el viento quema y te desbalancea por completo, pero es helado y se te cala por los huesos. Hay que ponerse full bloqueador y tener suéter caliente y, en algunos momentos, incluso es necesario la jacket paraviento. 

Cerca de este desierto, paramos en una formación de esas súper especiales, donde viven unos hermosos conejitos, llamados viscachas, que son de cuerpo grande, con cola larga y color café. 

(Ahí está el conejin pero no se ve, mostraré fotos luego)

Para no despegarme del tema de las formaciones rocosas, en medio del desierto, gracias a los fuertes vientos e intermitentes huracanes que han sucedido, se han ido descubriendo diversas formaciones rocosas, que a su vez se han ido deformando y erosionando con el mismo viento. Un grupo grande de ellas se encuentra en el parque nacional Eduardo Avaroa, que se puede ubicar gracias a la fomosa formación llamada Árbol de Piedra, que tiene forma de (adivinen a ver si lo logran!) árbol!! Según Don Gregorio, nuestro guía local, no le ve mucho futuro a esta piedra, en unos 7 años seguro que se tumba, ya que él ha visto como, a través del tiempo, se ha ido haciendo más y más pequeño su "tronco". En esta hermoso bosque de piedras, a parte de turistas, se puede uno encontrar las "montañas" pedradas más lindas. Gracias a la ayuda de nuestro amable y paciente guía Rodrigo pudimos subirnos a varias de estas piedras para tener una visión más periférica y amplia del desierto. 





Todas las maravillas que ha les he comentado que hicimos, las hicimos mientras recorríamos estos 200 kms desérticos con el fin de conocer las diferentes lagunas altiplánicas, ubicadas todas a alturas que sobrepasan los 4000 msnm. Estas lagunas son bastante sulfúricas, ya que se encuentran en zona de volcanes (hay unos 1000 en toda la zona, aunque la mayoría no están activos). La primera que conocimos se llama Kañapa y se ubica a 4125 msnm. La sorpresa que nos llevamos al llegar aquí fue debido a las especies que viven (y cuando digo viven realmente me refiero a que viven, ya que comen, duermen, se reproducen, etc, ahí mismo) en el lago - flamencos. Flamencos rosaditos y blanquitos y con negro y con picos amarillos y con picos negro y.. Mucho amor de un solo. Allí, pudimos caminar un poco, acercándonos bastante al lago - eso sí, teniendo mucho cuidado de no caerse en el barrial camuflado (obviamente tuvimos una caída oficial, de esas de nalgas sucias!). 






Durante todo este recorrido, nos ha pasado lo mismo; vemos algo, pensamos en lo hermoso que es, nos movemos 100m, vemos algo aún más lindo. No entendemos aún cómo es eso posible, pero creo yo que es la magia andina y altiplánica aquí escondida. Con el siguiente lago nos pasó lo mismo. Si pensamos que Kañapa había sido hermoso, con sus flamencos rosaditos, no teníamos idea de lo que nos esperaba en la laguna Hedionda (su nombre se debe a el olor sulfúrico que expide). Kilómetros de laguna celeste y verde, con montañas flanqueando detrás, con miles de puntitos rosados moviéndose. Caminamos a lo largo de esta laguna un rato, deleitándonos de esta maravilla de mundo, incapaces de comprender cómo existen lugares tan mágicamente lindos y cómo es posible que no los hubiéramos visitado antes. 




Con esta hermosa vista fue que comimos (para comer bajo techo son 20bvs y para usar el baño, 5bvs, pero estaba bien limpio) un delicioso pollo a la milanesa, vegetales y tornillitos de pasta, con naranja y bombón de postre (nuestro guía local, Gregorio, nos chinos montones). 

Luego, visitamos las lagunas Chiar Kotta y Honda (debido a que se puede apreciar bien su profundidad por el color del agua). Aquí, había que cuidarse del viento, puesto que podía uno volarse fácilmente. 



Para cerrar el día con una cereza encima del pastel, nos llevaron a conocer la hermosa laguna Colorada, la cual hay que visitar a ciertas horas, puesto que su color rojizo se da gracias a las algas marinas rojizas que viven allí dentro, por lo que es necesaria cierta luz. Esta es la cereza en el pastel porque es la laguna más grande y linda de las que visitamos hoy, con una población enorme de flamencos. Ellos han tenido ciertos problemas este año con sus polluelos, ya que hay poca comida, poca agua (estos lagos están más secos que en años anteriores debido a la escasa lluvia últimamente) y el frío se extendió más de lo esperado, así que no han sobrevivido muchos; tristemente, los polluelos están a la orilla del lago, donde la "marea" y el viento los han llevado. Sin embargo, hay una grande y sana población de flamencos en este lago, felices, revoloteando, alimentándose. Es increíble lo maravilloso que es este mundo, las bellezas que en él se encuentran y lo feliz que es poder ir a visitarlas. De nuevo, le digo gracias al universo por prestarnos y permitirnos deleitarnos con estas maravillas. 





De ahí, nos movimos a unos 5kms, donde estaba nuestro hotel - con habitaciones y baños compartidos, pero no está tan lleno así que nos tocó una habitación para nosotros cuatro. Este hotel no es de sal, pero sí de adobe, así que es una nueva experiencia también. Dicen que en esta zona, en invierno, llega a -20 grados por las noches; por dicha nosotros vinimos en verano que solo llega a -5 o -7 (*se pone toda la ropa que trae en la valija para no morir congelada*). 



(La luna se ha portado excelente con nosotros, muy muy presente y cuidándonos montones) 

Tomamos un matecito, descansamos un rato y luego fuimos a cenar - Don Gregorio nos tenía de sorpresa un delicioso vinito boliviano para acompañar la cena. Así que, los 6 (nosotros 4, Gregorio y Rodrigo), pudimos brindar por un lindisimo paseo, con unos excelentes guías, una preciosa familia de compañía y unas maravillosas vistas. 



Luego de alistar todas las cosas para mañana (salimos muuuuy temprano), nos acostamos a dormir, listos para más aventuras y más belleza natural que se esconde en este precioso desierto. 


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