giovedì 13 dicembre 2012

Orozco Odio en la conquista de Italia - Día 7

Después de muchos problemas, logramos tener internet nuevamente. La publicación de la crónica de ayer y antier están unidas porque era lo que estaba escrito en el iPad y que pude pegar y mandar antes de quedarme sin internet de nuevo.
Hoy empezamos el día un poco más tarde, estábamos agotados. Pero igual con emoción y entusiasmo de conocer lo que nos faltaba de Roma. Nuestra ruta de hoy fue  de la estación S. Giovanni hasta la estación Ottaviana, donde esta el Vaticano. Estando ahí decidimos que en realidad, al no saber nada del Vaticano más que es donde vive el papa, sería buena idea tomar una guía, entonces contratamos a Cecilia, una italiana, nativa romana, que estudió español en las Islas Canarias, para que nos contara un poco de lo que teníamos un saber de este estado. Nos hizo el tour primero por la Piazza San Pietro, luego por los Musei Vaticani, llenos de salas y salas llenas de las riquezas de los papas. Estas riquezas son usualmente las que van encontrando en las excavaciones que encargan los correspondientes papas. También hay papas que lo que tienen son las propias salas, decoradas de forma presuntuosa, elegante y para denotar extremada riqueza. Con respecto a esto mejor me guardo mis comentarios. Luego entramos a lo más y mejor (y por lo que en realidad quería ir al Vaticano) la hermosa capilla sixtina. Pintada por Michelangelo es gloriosa y extrema como su popularidad lo dice. Es increíble, entras ahí y te sentís pequeño, un poco a la deriva de don quiera llevarte este artista. Olvide decir que también hay pinturas originales de Boticelli y de Perugino y de sus amigos florentinos, los cuales visitamos antes de venir acá a aRoma (agregar corazones) (si, si, yo se que tengo problemas superando Firenze). Luego de la capilla sixtina se pasa a la Badilica de San Pietro, enorme, majestuosa y por que no un poco presuntuosa también. De ahí tuvimos la linda posibilidad de subir a la cúpula (una más para la lista de las conquistas). Esta vez eran 551 gradas, pero pagando 2€ más se hacía en ascensor y luego se subían solo 320. Claramente escogimos ascensor, gracias por las opciones, pero no gracias. Es increíble la vista desde allá arriba, no sólo la vista a Roma (la cual se ve toda, en serio, toda), sino también la vista al área real del Vaticano, incluyendo los jardines (e nor mes. Verán las fotos después).  Estando en la cúpula nos dividimos cris y yo de papi y mami, por lo que tuvimos que bajar nosotras primero, porque creímos que era más lógico esperar abajo en la salida, mientras que ellos esperaban arriba en la cúpula. Después de esperar un ratito afuera, congelarlos, verificar que la salida está era la única para los del ascensor, volvimos a entrar. Ellos salieron a los cinco minutos o menos por dicha. De ahi le mandamos una carta a la nonna y vimos el cambio de guarda suiza, super chiva. Luego, muertisimos de hambre, nos fuimos a comer Da Paolo, que tenía la súper publicidad de ser zona wi-fi. Era mentira a medias. Tenían wi-fi pero era lentisimo, era sólo para poder hablar con tía Erika por FaceTime.  De ahí caminamos al Castello San Angelo, linda sismo castillo que se usa para refugiar a los papas en momentos de ataque, tiene un puente de entrada que comunica a uno de los muros protectores de la Ciudad del Vaticano. Atravesamos luego un puente para dirigirnos hacia Piazza Navona, que estaba más coca ayer del Pantheon pero por chapas no lo hicimos. Pero primero tuvimos que hacer una parada técnica de pipí en el café de un museo que casualmente tenía internet. Desde acá les comparto estas entradas romanas, esperando que las disfruten, esperando que sean felices, esperando poder transmitirles un poco de nuestra felicidad que estamos viviendo. Por ahora, Piazza Navona y caminar un rato por acá para mañana devolvernos a Como.

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